28 MAYO 2011

Terminado el mes de Mayo y a pedido de Joma (devoto auditor), revisaremos el álbum "LA MÁQUINA DE HACER PÁJAROS", completando así una visión de cómo surgió el rock argentino.
(Una vez más, la aclaración de que ESTO es rock, no ese pop liviano y bailable que nos venden como rock argentino).

"LA MÁQUINA DE HACER PÁJAROS" surge como un proyecto ideado por Charly García en 1975, luego de la disolución de "Sui Generis". García ha compilado la influencia de todo lo que hemos escuchado este mes, desde "Almendra" a "Pescado Rabioso", pasando por "Vox Dei". Hoy podemos ver a este grupo como un paso crucial en la evolución de García, la que lo llevaría a formar "Serú Girán" (ese genial proyecto con Pedro Aznar) y luego asumir su carrera solista.

"La Máquina de Hacer Pájaros" editó dos LPs, logrando desde el primero, publicado en 1976, un alto grado de elaboración. García había tocado con Oscar Moro (batería) y José Luis Fernandez (bajo) un tiempo, cuando la inclusión de Carlos Cutaita, de "Pescado Rabioso" configuró la formación ideal (además de Gustavo Bazterrica, guitarrista que se habìa sumado al trío inicial).

Entonces, el Grupo lo integran:
Charly García: Piano, sintetizador, piano Fender, clave, guitarra acústica, canto.
Carlos Cutaia: Órgano, mellotrón, piano y clave.
Gustavo Bazterrica: Guitarras eléctrica y acústica.
José Luis Fernández: Bajo, contrabajo acústico, guitarra acústica.
Oscar Moro: Batería.

Los Temas:
Bubulina - 5:39
Un teclado suave nos lleva rápidamente al canto de García, que nos recuerda "Sui Generis", pero ya antes de los dos minutos, el grupo nos muestra que estamos ante algo mucho mas complejo, en este tema la diferencia fundamental con las experiencias previas de García está en la instrumentación. El solo de guitarra, con DOS teclados detrás y unos "brakes" rítmicos notables, nos introducen de frentón en el sonido de esta nueva banda. el efecto de sonido del final, reafirma la idea de progresivo.
Como mata el viento norte - 2:47
Una canción breve, en la que, otra vez, la diferencia la hace la instrumentación; desde la introducción de teclado este tema recuerda a "Caravan", si no fuera en castellano, uno casi podría imaginar a los primos Sinclair en esto.

Boletos, pases y abonos - 6:31
Un tema rápido, en el que Moro y Cutaia, demuestran el aporte que son capaces de hacer; de hecho lo medular es el largo trozo instrumental.
No puedo verme más - 4:14
Un rockito rápido con un complejo interludio instrumental de teclado y guitarra, el final también está bueno.
Rock - 4:11
El lado "B" del vinilo, otra vez, empieza cono "Sui Generis" y una vez mas, los instrumentos rompen esa ilusión antes de los dos minutos, esta vez el rol de la guitarra es notable, sin que por eso batería y teclados dejen de ser esenciales.
Por probar el vino y el agua salada (Julia) - 3:24
Un temita rápido con instrumentación con sonoridades de violín, y un intermedio con otra melodía y otra instrumentación (recuerda el truco recurrente de Lennon y McCartney de introducir en mitad de una canción de uno de ellos, otra perteneciente a su compañero).
Ah, te vi entre las luces (Shhh!) - 11:11
El tema largo, obligatorio de cualquier disco con pretensiones progresivas.
Una "intro" de teclados, da paso a una melodía cantada suavemente con acompañamiento de un piano suave. Al minuto el grupo ingresa en pleno y el canto se hace mas duro y al minuto y medio teclado y guitarra hacen un interludio que nos lleva a otra melodía, esta vez, muy lenta, acompañada solo por piano. A los tres minutos otro corte de teclados (con algo de "Genesis") nos convence de que estamos ante un tema progresivo. El grupo entra con fuerza, Moro demuestra ser uno de los mejores bateristas argentinos y un solo de teclados, reafirma el status de Cutaita. Una breve "zappada" (nombre argentino para improvisación en rock) nos lleva, a los 7 minutos, a un trozo en que la guitarra y el bajo juegan con sonoridades "salidas" de un disco de King Crimson (Moon Child), para un minuto después pasar a un sonido mas "Epitaph", los cambios continúan llevándonos por diversos y breves trozos que suena a ratos a Genesis y otros a Pink Floyd, hasta un cierre épico. Resulta extraño que todo esto ocurra en 11 minutos, podría haber sido perfectamente el doble y habría sido un épico como el progresivo manda. Un genial cierre para un disco de antología.

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